Un encantador aroma.
- Yartha
- 4 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Aquel día desperté con sus besos, con sus lentas caricias y su encantador aroma que hacía que mi mente solo estuviera pensando en que volviese a casa después de sus estudios. Yo solo me levanté y me mire al espejo y me pregunte a mi mismo si este espíritu tan vacío podía llenar un alma tan grande como era la de ella, aún así mi reflejo me dijo que no debería de preocuparme por eso y simplemente tratar de que ella nunca se alejase de mi, aún así quedó esa espina de desaliento que nos hace sentir del asco y nos lleva a ese eterno bucle de tristeza irremediable, aún así tenía que seguir con mi día como un joven común. Leí mi libro favorito, escuché mi música favorita para distraerme y no pensar en que mi amada se podría marchar, claro que era inevitable no pensar en esa dulce chica que me encantaba cada vez mas, al anochecer ella fue a casa de sus padres a una visita muy habitual como era de costumbre, lo que no esperaba era que desde ese día no la volvería a ver, pensé que depronto había cometido un error que la hubiera lastimado y lo único que vi recitar de sus hermosos labios fue un par de palabras que quizás pudieron haber sido un par de balazos sus palabras fueron no te quiero lastimar ya no te quiero y pues dije yo bueno es cierto, quién querría a una persona tan corriente una persona que solo tiene cartitas y música para dedicar, una persona tan muerta y ambiciosa cómo yo. juro que ese día morí No la culpo porque fui yo quien transformó todo en monótono y pues el culpable era yo o eso al menos era lo que yo pensaba. Al pasar los días me cruce con una chica que había conocido hace varios meses y era amiga cercana a mi amada me noto mi mirada profunda, al hacerlo está simplemente me miro y me consoló unos minutos. Me trató de decir que ella estaba pasando por un mal trago por varias cosas que le estaban ocurriendo. Mi mente en ese momento me hizo dar cuenta que necesitaba mi ayuda y corrí rápidamente a su casa al entra a su habitación la ví allí postrada en su cama con una cara de cansancio y de placer con sus hermosas mejillas rojas, con su hermosa piel desnuda y sus piernas temblando Lo doloroso fue ver a un hombre salir por la puerta del baño Y saber que ese era el hombre que habría provocado todo el acto
Anónimo
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